¿Quieres adelgazar o mejorar tu rendimiento en la bicicleta estática?
Vamos a hablar claro: si todavía no tienes muy clara la diferencia entre ejercicio aeróbico y anaeróbico, es posible que no le estés sacando todo el partido a tus entrenamientos en bicicleta estática.
Imagina esto: estamos pedaleando, siguiendo una clase, las piernas arden, terminamos empapados… y con esa sensación de "lo he dado todo". Pero, ¿sabemos realmente qué tipo de esfuerzo estamos haciendo? ¿Estamos quemando grasa? ¿Mejorando la resistencia? ¿Ganando fuerza? ¿O simplemente sudando sin un objetivo claro?
Hoy te lo contamos de forma sencilla —sin tecnicismos— porque entender esto marca la diferencia. Y ya te lo adelantamos: no se trata de hacer más ejercicio, sino de entrenar mejor y con sentido.
Antes de empezar: una confesión
Llevamos años acompañando a personas que quieren ponerse en forma desde casa, sin complicaciones, sin sufrir y sin obsesionarse. Personas ocupadas, con mil cosas en la cabeza… como tú y como nosotros.
Y si hay algo que hemos aprendido es esto: cuando comprendes cómo responde tu cuerpo durante el ejercicio, entrenas con más eficacia y disfrutas mucho más. No se trata solo de moverse por moverse. Se trata de activar lo que realmente necesitas en cada sesión para que el esfuerzo tenga sentido y resultados reales.
¿Qué diferencia hay entre el ejercicio aeróbico y anaeróbico?
Vamos a lo básico: el cuerpo necesita energía para moverse. Y dependiendo de la intensidad y la duración del entrenamiento, esa energía se genera de dos formas diferentes.
Ejercicio aeróbico: el motor de la resistencia
Cuando hacemos ejercicio sostenido —como pedalear a ritmo medio, caminar rápido o correr suave— entramos en la llamada zona aeróbica. Aquí, el cuerpo utiliza el oxígeno para transformar las grasas y los carbohidratos en energía.
Es ese tipo de entrenamiento que podemos mantener durante tiempo, en el que todavía podemos hablar, aunque sudemos. Es ideal para:
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Mejorar la resistencia cardiovascular
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Quemar grasa de forma sostenida
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Aumentar la capacidad pulmonar
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Sentirse con más energía en el día a día
Ejemplos de este tipo de entrenamiento: caminar rápido, nadar, bailar, correr a ritmo suave… y cómo no, ciclismo indoor a ritmo constante. Perfecto para quienes buscan una rutina sostenible, segura y efectiva.
Ejercicio anaeróbico: potencia y transformación
Cuando el esfuerzo es intenso y el cuerpo necesita energía inmediata, ya no da tiempo a usar oxígeno. Aquí se recurre a la glucosa almacenada en los músculos, y es cuando entramos en la zona anaeróbica.
Esfuerzos como sprints, subidas potentes o tramos de alta intensidad en nuestras clases hacen que trabajemos de forma explosiva. Esto nos permite:
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Aumentar la fuerza muscular
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Mejorar la velocidad y la potencia
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Activar el efecto afterburn, que mantiene la quema calórica horas después del ejercicio
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Tonificar el cuerpo de forma más visible
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Fortalecer la resiliencia mental y el enfoque
Y si combinas esta intensidad con trabajo de fuerza fuera de la bici… los resultados se multiplican. Más músculo = más gasto energético incluso en reposo.
Beneficios del ciclismo indoor en zona aeróbica
Entrenar en zona aeróbica es construir desde los cimientos. Puede que no notes cambios inmediatos, pero lo que consigues es sólido, duradero y saludable.
Nos pasa mucho: alguien nos dice "Hoy no he apretado tanto"… y respondemos: "¡Perfecto! Hoy has entrenado en zona quema grasas, y eso también cuenta (¡y mucho!)".
Ventajas del entrenamiento aeróbico en bicicleta indoor:
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Favorece la pérdida de peso sin perder masa muscular
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Mejora la circulación y la salud del corazón
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Fortalece el sistema respiratorio
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Aumenta la energía y vitalidad diaria
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Permite entrenar con más frecuencia sin agotarse
Además, es ideal para personas que empiezan o que buscan una rutina fácil de mantener. Y sí: los médicos lo recomiendan para mejorar la salud a largo plazo.
Beneficios del ciclismo indoor en zona anaeróbica
Ahora vamos al lado más intenso: el entrenamiento anaeróbico. Este tipo de trabajo transforma tu cuerpo por dentro y por fuera:
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Ganas fuerza, potencia y velocidad
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Activas el metabolismo con el efecto postentrenamiento
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Mejoras tu rendimiento general
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Tonificas de forma más visible
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Desarrollas mentalidad y enfoque en situaciones de esfuerzo
Lo mejor: no necesitas hacerlo todos los días. Un par de sesiones bien estructuradas por semana ya marcan la diferencia, sobre todo si las combinas con algo de entrenamiento funcional o de fuerza.
¿Qué tipo de entrenamiento es mejor para ti?
Ambos son importantes. No hay uno mejor que otro, lo ideal es saber combinarlos según tu objetivo.
¿Quieres perder peso?
Prioriza entrenamientos aeróbicos, de 30 a 45 minutos, a ritmo moderado. Puedes hacerlos varias veces por semana y combinarlos con algo de fuerza ligera para mantener el músculo.
¿Buscas mejorar tu rendimiento o tonificar?
Añade sesiones de intervalos de alta intensidad (HIIT). No hace falta que sean largas, pero sí efectivas. Dos veces por semana está perfecto para empezar.
¿Lo mejor? Alternar
Crea semanas mixtas: combina clases más suaves con sesiones explosivas. Escucha tu cuerpo y ajusta según cómo te sientas. Recuerda: lo importante no es hacer más, sino hacerlo con intención.
Y ahora te leemos a ti…
Si has llegado hasta aquí, ya sabes lo que muchas personas aún desconocen: no se trata de entrenar más… sino de entrenar con cabeza.
Y ahora que sabes distinguir entre aeróbico y anaeróbico… ¿con cuál te quedas?
¿Te gusta más el ritmo constante o los picos de intensidad? ¿Qué te funciona mejor?
Cuéntanoslo en los comentarios. Nos encanta leerte, acompañarte y saber cómo entrenas, cómo te sientes y qué estás logrando. Porque aquí no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo con constancia y estrategia.
Nos despedimos… pero antes, ya lo sabes:
¡Practica Bestcycling y entrena con sentido